miércoles, abril 16, 2025
Ciencia y Salud

SpaceX llevará al cosmos un experimento mexicano que promete revolucionar la ingeniería espacial


La Agencia Espacial Mexicana (AEM) ha confirmado que un nuevo experimento desarrollado en México llegará a la Estación Espacial Internacional (EEI) en octubre, a bordo de la misión CRS-31 de SpaceX. El proyecto está enfocado en la creación de “materiales inteligentes avanzados” capaces de soportar las condiciones extremas del espacio.

La iniciativa se conoce como ‘Mecanismo Compatible Biomimético-1’ (MCB-1). Esta respaldada por Mat X Space, un equipo multidisciplinario de estudiantes y científicos mexicanos. Salvador Landeros Ayala, director general de la AEM, explica que se trata de un artefacto miniatura “de aspecto futurista” que pesa poco más de 8,000 gramos y mide 25.4 milímetros por lado.


Rodolfo Neri Vela

WIRED conversó con el primer astronauta mexicano, tras sus declaraciones sobre la visita de Bill Nelson, titular de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), a México.


El objeto se expondrá a la intemperie espacial para evaluar su resistencia a temperaturas extremas que oscilarán entre -100 y 120°C. Según la agencia mexicana, los recursos utilizados en la actualidad para fabricar utensilios de exploración son incapaces de resistir este ambiente. El objetivo de MCB-1 es sentar las bases de una plataforma de instrumentación de nueva generación con propiedades mecánicas extraordinarias, de acuerdo con Landeros.

El equipo de Mat X Space propone imitar la resiliencia de las fibras musculares de la naturaleza para producir componentes espaciales compatibles, en una aleación específica de piezas metálicas. “MCB-1 tiene una memoria térmica de forma. Es un material inteligente inspirado en la biología terrestre que ahora probaremos en el espacio”, añade.

Los científicos afirman que, de tener éxito, el experimento ofrecería una nueva tecnología para mejorar la ejecución de próximos trabajos satelitales, de exploración espacial y de operaciones en suelo lunar. “Una vez más brilla el talento de nuestras nuevas generaciones que estarán al frente del desarrollo de la futura infraestructura espacial y satelital de México en esta era digital”, enfatiza el director de la AEM.



El MCB-1 permanecerá por seis meses en el módulo Materials International Space Station Experiment (MISSE) de la EEI. La sección está habilitada para “desarrolla una serie de experimentos al exterior de la EEI para probar el rendimiento y durabilidad de materiales y dispositivos expuestos al entorno espacial”, indica la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).

México se suma a la industria aeroespacial

México continúa fortaleciendo su presencia en el ámbito espacial. Las generaciones más jóvenes ingenieros se han convertido en un pilar de este avance. Instituciones académicas como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN) han participado en diversos programas de la NASA con innovadores avances tecnológicos.

El Proyecto Colmena fue parte de la misión Peregrine, la primera del programa Servicios de Carga Útil Lunar Comercial de la NASA. La aportación mexicana consistió en un enjambre de cinco robots que buscaba analizar los problemas de resistencia de objetos pequeños en todas las fases de la exploración lunar. La propuesta dirigida por Gustavo Medina Tanco, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, no concluyó con éxito. La nave Peregrine 1 en la que viajaba presentó fallas en el sistema de propulsión. Pese a ello, “Colmena fue encendida y operada en el espacio profundo, a una distancia equivalente a la órbita lunar, a más de 10 veces la órbita de los satélites geoestacionarios, alcanzando el 75% en sus objetivos originales. Esta prueba nos permitió aprender y desarrollar los principios de una tecnología innovadora”, declaró Tanco.

Por su parte, el IPN participó el mes pasado en una expedición de la NASA a la estratósfera para evaluar el desempeño de una serie de instrumentos y elementos espaciales. Los resultados del ensayo se utilizarán para optimizar el diseño de la instrumentación que se usará en la misión espacial TEPEU-1, iniciativa mexicana enfocada en estudiar la ionósfera. También se aplicarán para perfeccionar el modelado del ITESAT-1, un satélite de órbita baja que servirá para obtener imágenes para la prevención de incendios forestales en el Bosque de la Primavera, en Jalisco.

La AEM ha subrayado en el pasado que acciones coordinadas de esta naturaleza “contribuyen a la visión estratégica de transformar a México en una potencia espacial mediante la educación especializada”.



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