el drama de Zoila Esther Chávez y José Gabriel Barrenechea
MIAMI, Estados Unidos. – La anciana Zoila Esther Chávez Pérez, madre del preso político cubano José Gabriel Barrenechea, fue trasladada este lunes de Encrucijada, el municipio donde reside, al Hospital Provincial Clínico Quirúrgico “Arnaldo Milián Castro”, en Santa Clara, para recibir tratamiento por una crítica baja de hemoglobina, según confirmaron a CubaNet familiares de la mujer de 84 años.
De acuerdo con estas fuentes, el cáncer que padece la anciana “ahora le está afectando los conductos de los riñones, que ya no están funcionando bien”.
Zoila Esther Chávez Pérez vive sola desde el arresto de su hijo, ocurrido el 8 de noviembre de 2024, tras participar en una protesta pacífica en Encrucijada, provincia de Villa Clara. Acusado del presunto delito de “desorden público”, José Gabriel Barrenechea se encuentra en la prisión La Pendiente (Santa Clara), a la espera de juicio. La Fiscalía le solicita entre tres y ocho años de privación de libertad, a pesar de que en los videos de la manifestación se observa su papel de mediador y no como instigador de violencia.
“Hace cinco meses que vivo sola, abandonada”, relató Zoila Esther durante una entrevista con CubaNet este mismo mes. “Lo único que quiero es, antes de morirme, aunque sea estar un mes con mi hijo; lo que más ansío es verlo entrar por esa puerta”.
El deterioro físico de la mujer y las difíciles condiciones en las que vive son evidentes: se sostiene de las paredes para caminar, cocina con carbón en el patio por falta de gas, y sufre múltiples enfermedades crónicas, entre ellas problemas circulatorios y un historial de cirugía en la vejiga. “Ya no puedo más. ¿Por qué me hacen sufrir así? Este corazón no aguanta más”, lamentó durante su conversación con este medio.
La situación ha conmocionado a quienes conocen el caso, pues Barrenechea, además de periodista independiente y escritor, era el único cuidador de su madre. “Estando él nunca me faltó ni la leche ni el huevo porque él sabe que padezco de sangramientos y me baja la hemoglobina”, explicó Zoila Esther.
Sin recursos ni transporte, la anciana no ha podido visitar a su hijo en prisión y teme no volver a verlo.
En su testimonio, la anciana hizo un llamado a la conciencia pública: “¿Qué ha hecho para que me lo tengan encerrado? ¿Para que nos tengan, a él y a mí, en este calvario, en este terror que llevo dentro de mi corazón? Por favor, únanse todos y ayúdenme a pedir por mi hijo; llévenme, yo voy en un sillón de ruedas a donde tenga que ir”.