La década perdida en la lucha contra la pobreza: su reducción se frenará entre 2020 y 2030 | Economía
La reducción de la pobreza mundial se ha detenido. Tras disminuir a un ritmo intenso durante más de 20 años, un alud de acontecimientos ha frenado el proceso. Todo suma: la pandemia, la invasión rusa de Ucrania, el conflicto en Oriente Próximo y todos los fenómenos que han desencadenado, desde los cortes en las cadenas de suministro, el menor crecimiento económico, la inflación, la escasez alimentaria o la proliferación de desastres. naturales por el cambio climático. Con estos mimbres, reducir al 3% la tasa de pobreza extrema para 2030, el objetivo fijado por el Banco Mundial, se perfila como inalcanzable. Harán falta tres décadas para lograrlo. Más tiempo aún se necesitará para que mejore la situación de quienes viven con menos de 6,85 dólares al día —el umbral de pobreza fijado para los países de ingresos medios—, que representan la mitad de la población global: más de un siglo. “En resumen, la década de 2020 se perfila como una década perdida, No solo para un pequeño grupo de países, sino para el mundo en su conjunto”, destaca el organismo en un informe publicado este martes.
El crecimiento económico vivido a partir de los años noventa, con la eclosión de la globalización, permitió dar pasos hacia adelante en la reducción de la pobreza extrema. Las personas que viven con menos de 2,15 dólares al día pasaron de suponer el 38% de la población mundial en 1990 a ser el 8,5% en 2024, un desenlace propiciado sobre todo por las mejoras registradas en las superpobladas China e India. . La llegada de la pandemia supuso un punto de inflexión. Los países más pobres no pudieron implementar las medidas suficientes para proteger a los hogares y sus economías han demostrado ser menos resilientes, una situación agravada por los conflictos que explotaron después, al punto que en 2022 la pobreza aumentó por primera vez en décadas.
En este mapa tan desalentador, los que pierden siempre son los mismos: la pobreza extrema en las economías más pobres es aún un punto porcentual más elevado que en 2019. Al final de la década, la población en esta condición será el 7,3% , más del doble de la meta del 3% proyectada por los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030. “Si el crecimiento del PIB per cápita se mantiene en las tasas promedio observadas durante el período 2010-19, las tasas de pobreza extrema se mantendrán por encima del 7%″, alerta el documento. Es más: todavía hay 1.700 millones de personas, equivalente a casi un cuarto de la población mundial, que viven en países de elevada desigualdad, concentrados en Latinoamérica y el África subsahariana.
Aun así, ninguna realidad es monolítica y el informe del organismo multilateral, titulado Caminos para salir de la policrisis (Caminos para salir de la policrisisen castellano), también recoge avances. Este 2024, la tasa de pobreza extrema a nivel agregado se ha situado en el 8,5% (692 millones de personas), un resultado inferior por primera vez al 8,8% registrado antes de la covid. Asimismo, el nivel de desigualdad ha tocado su nivel más bajo en 24 años. Por otro lado, se prevé que el número de personas que viven con menos de 6,85 dólares por día irá disminuyendo a un ritmo más rápido, bajando al 40% de la población total en 2030, aunque en términos absolutos ha habido pocos cambios en comparación con 1990 debido al crecimiento demográfico.
El organismo multilateral también introduce en su informe el concepto de la inclusividad del crecimiento o prosperidad compartida, es decir cuánto deberían avanzar los ingresos para que todo el mundo alcance un estándar de 25 dólares por persona al día —el promedio registrado cuando los países llegan a considerada de renta alta—, para analizar la distancia que separa las distintas economías. Y tampoco en este caso el resultado es talentoso. La reducción de esta brecha de prosperidad se ha estancado desde la pandemia, debido al menor crecimiento que ha ampliado la distancia entre países. Para alcanzar ese objetivo de 25 dólares, la renta en todo el mundo debería quintuplicarse. Y eso es un cálculo promedio: en África subsahariana tendría que incrementarse por más de 12 con respecto a los niveles actuales.
Riesgo climático
La ralentización en la disminución de la pobreza tiene muchos aristas. La lucha contra el cambio climático, por ejemplo, va estrechamente vinculada a ella, Pues los países más rezagados son también aquellos que tienen mayores dificultades —y menores recursos— para impulsar la transición verde. El informe del Banco Mundial calcula que casi una de cada cinco personas corre el riesgo de sufrir pérdidas de bienestar debido a un fenómeno meteorológico extremo, con el África subsahariana como la zona potencialmente más afectada.
Ante estos desafíos, el organismo con sede en Washington recomienda tomar políticas coordinadas, aunque estudiando las peculiaridades de cada país, dirigidas a luchar contra el cambio climático, pero sin dejar atrás a los más afectados por la transición ecológica y poniendo en el foco a los países ricos y de renta medio-alta, pues son responsables del grueso de las emisiones globales de gas de efecto invernadero.
A ellos se suman grandes deficiencias en capital humano e infraestructura básica en los países más pobres, donde además hay escasez de inversión para revertir la situación debido a las maltrechas cuentas públicas y la carga de intereses, así como al elevado costo que la contaminación y la desnutrición tienen en la salud. “El entorno mundial se ha vuelto más desafiante en medio de una policrisis, desde perspectivas de crecimiento lento y altos niveles de deuda hasta una mayor incertidumbre, fragilidad y polarización. Se proyecta que el crecimiento económico en los países más pobres seguirá siendo más débil que en la década anterior a la pandemia. Además, los pagos de intereses de la deuda en los entornos más pobres están alcanzando un máximo histórico, desviando el gasto de las necesidades críticas”, resume el documento.