¿Qué extinguió a los dinosaurios del Triásico? El frío, sugiere un nuevo estudio
Las tres grandes eras geológicas dominadas por dinosaurios fueron la Triásica, la Jurásica y la Cretácica. No fueron en lo absoluto idénticas. Entre ellas se cuentan cientos de millones de años de diferencia, condiciones climáticas únicas, diferentes organismos dominantes y extinciones distintas. Un reciente estudio de la Escuela de Clima de Columbia propone un final alternativo para los primeros dinosaurios que poblaron el planeta, cuando existía el supercontinente Pangea.
No todos los dinosaurios se extinguieron por la misma causa ni al mismo tiempo. Para determinar las causas de su desaparición, la paleontología se debate entre varias hipótesis, según la evidencia disponible. Por ejemplo, los dinosaurios del Cretácico, el periodo de mayor proliferación de especies, probablemente se extinguieron por el impacto de un asteroide de 10 kilómetros de diámetro y sus consecuencias ambientales. Mientras tanto, los dinosaurios del Triásico, por consenso científico, se extinguieron por las consecuencias de la actividad geológica de su entorno.
El nuevo estudio de Columbia propone que fue específicamente el frío el que liquidó a los dinosaurios del Triásico, para dar paso a todas las especies del Jurásico. Hasta hace poco, los científicos estimaban que el calentamiento anómalo del planeta, debido a la actividad volcánica provocada por la separación natural de Pangea, había sido el responsable. Esta teoría sugiere que el dióxido de carbono expulsado desde la superficie del planeta había formado una especie de efecto invernadero insostenible para la vida y acidificó los océanos, terminando con la mayoría de las especies.
El invierno volcánico del Triásico
Los científicos del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Escuela de Clima han encontrado evidencia de lo contrario. En lugar de ser eventos que sucedieron durante cientos de miles de años, las expulsiones de lava habrían sido abruptas y abundantes. Una gran proporción de sulfatos expulsados por esos volcanes habría llegado más allá de la atmósfera del planeta, y sus propiedades reflectantes habrían impedido el paso de los rayos de luz, concluye el estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
La geología se refiere a estos eventos de frío tras erupciones constantes como inviernos volcánicos. Funcionan de la siguiente manera: un volcán en erupción emana dióxido de azufre. El gas sulfuroso se combina con vapor de agua para formar ácido sulfúrico y, finalmente, se transforma en aerosoles de sulfato. Estas partículas reflejan y dispersan la radiación solar, limitando la luz que llega naturalmente al planeta. En los últimos 200 años, el planeta se ha enfrentado a dos eventos concretos similares: la erupción del Monte Tambora, Indonesia, en 1815, y la del Monte Pinatubo, Filipinas, en 1991.
La investigación tomó datos de la Provincia Magmática del Atlántico Central (CAMP), una de las zonas ígneas más grandes del planeta. Su formación, hace 200 millones de años, está vinculada con la ruptura de Pangea y la apertura del Océano Atlántico. En depósitos de CAMP en Marruecos, Escocia y Nueva Jersey, los científicos encontraron partículas magnéticas que revelaron la frecuencia de pulsos de lava a finales del periodo Triásico.
Una variedad de volcanes en el gran continente hizo erupción en un periodo menor a 100 años. La liberación de sulfatos por el pulso volcánico fue tan grande que el Sol quedó “casi bloqueado” y el desplome de las temperaturas fue irremediable. Los aerosoles, por naturaleza, no duran mucho, así que se estima que ese invierno volcánico no se prolongó tanto tiempo. Sin embargo, los científicos calculan que hasta un 50% de las especies marinas y el 25% de las especies terrestres desaparecieron tras el evento climático del Triásico.